Universidad de Carabobo - Facultad de Educación - Dirección de Postgrado - Doctorado en Educación



Este espacio tiene como finalidad difundir y promover las producciones escritas del Proyecto Libre: Elaboración y Publicación de Informes Científicos, desarrolladas por los participantes del Doctorado en Educación de la Universidad de Carabobo -Núcleo Guanare (periodo 2011-3), con las orientaciones del facilitador Dr. Julio González.

Este curso está concebido bajo la idea de que el proceso de divulgar un conocimiento producto de un investigación será más efectivo en la medida en que se disponga de diferentes modalidades para su difusión entre los miembros de la comunidad cientifica.


martes, 6 de diciembre de 2011

LA GERENCIA DEL CONOCIMIENTO DESDE EL SABER- HACER EN LA DOCENCIA UNIVERSITARIA: ENFOQUE EPISTEMOLÓGICO

Autor: Orlando Francisco Aldana Betancourt*
*Universidad de Carabobo. Doctorante en Educación. Coordinador de Investigación y Postgrado. Docente en categoría de Asistente .Universidad Nacional Experimental Politécnica de la Fuerza Armada. Magíster en Gerencia y Liderazgo en Educación. Profesor en Educación Mención Integral egresado de la UPEL. Correo electrónico: orlandofrancisco899@gmail.com
RESUMEN
En este artículo se tratará la Gerencia del Conocimiento desde el saber- hacer docencia universitaria. Cabe destacar, que el conocimiento es en la economía el medio principal de creación de riqueza, residiendo las ventajas de una organización fundamentalmente en lo que sabe, en como usa lo que sabe y en su capacidad de aprender cosas nuevas. En el marco de este escenario, surgen nuevas demandas para las diferentes organizaciones y particularmente para la universidad, la cual debe asumir el reto que le imponen los acelerados cambios que ocurren en el mundo, por lo que debe responder efectivamente a las múltiples desafíos, usando formas de gerenciar los saberes que produce de forma adecuada, mediante de la gerencia del conocimiento. Asimismo, el concepto del conocimiento y su importancia en la sociedad influye en la formas de administrar el mismo, en este sentido, se ha desarrollado el tema mediante el análisis de la evolución epistemológica del mismo. Seguidamente, se abordan Antecedentes de la Gerencia del conocimiento en la Universidad, La Transdisciplinariedad como epísteme en la producción de conocimiento en el aula universitaria, El docente universitario como Gerente del conocimiento y finalmente las reflexiones.
Palabras claves: Conocimiento, Gerencia del Conocimiento
KNOWLEDGE MANAGEMENT FROM KNOW –DO IN THE UNIVERSITY TEACHING: EPISTEMOLOGICAL APPROACH
ABSTRACT
This article will address knowledge management from the know-do in the university teaching. Remarkably, the knowledge economy is the primary means of wealth creation, living the advantages of an organization largely on what you know, in how you use what you know and their ability to learn new things. Under this scenario, new demands for different organizations and particularly for the university, which must assume the challenge imposed on the rapid changes occurring in the world, so you must respond effectively to the many challenges, using ways to manage knowledge that produces properly through knowledge management. Likewise, the concept of knowledge and its importance in society influences the ways to manage it, in this sense, the theme was developed by analyzing the epistemological evolution of it. Then addressed Background Knowledge Management at the University, transdisciplinarity as episteme in the production of knowledge in the university classroom, , the university teacher as a manager of knowledge and finally reflections .
Key words: knowledge, knowledge management.
Introducción
La denominada Sociedad del conocimiento, diferenciada de las anteriores por el hecho de que en ella el mismo es considerada el recurso de producción más preciado, por encima si se quiere de los tradicionales factores de producción como la tierra, el trabajo y el capital. Ante esta realidad, las organizaciones en sus diferentes formas, sea empresarial o institucional, quedan expuestas a nuevos patrones de comportamiento, exigencias y paradigmas en el sistema económico y social, obligándolos a recurrir a nuevos modelos y formas de gerenciar. En este sentido, la educación, como práctica social, pasa a ser un asunto de economía, surgiendo una tendencia basada en competencias, donde el “saber” y “hacer” son una fórmula fuerte que vincula al sector productivo con la educación formal.
Cabe destacar, que es la Universidad precisamente como organización generadora de saberes, es el lugar propicio para el desarrollo del “saber” hacer desde sus aulas, porque es allí donde se forma el capital humano que debe integrarse a la producción de un país. Cada vez, la sociedad tiende más a fundarse en el saber, por lo que la universidad debe asumir el reto que imponen los cambios que se suscitan resultando coherente su vínculo con la Gerencia del conocimiento, la cual es la forma de crear valor adicional mediante la captura, almacenamiento y distribución del mismo, de tal forma que esta es considerada como una disciplina formal y sistemática.
Por otra parte, el conocimiento se edifica en la praxis diaria del individuo y responde a sus necesidades, intereses y actitudes según el contexto histórico, económico y social en que se desarrolla. La evolución epistemológica del mismo , abre paso al actual paradigma del saber, a través de la gerencia y el conocimiento en la creación de un nuevo enfoque organizacional , en consecuencia, con el propósito de conocer como se vincula este nuevo paradigma al proceso gerencial en el contexto de la educación superior, se analizan los Antecedentes de la Gerencia del Conocimiento desde el saber- hacer docencia universitaria, para ello se plantea como hipótesis que las formas de gerencia en el contexto universitario, están influenciadas por las posturas filosóficas del conocimiento, de cada época.
Evolución la Epistemológica del Conocimiento
El origen del conocimiento data desde la antigüedad, el cual fue el objetivo común de filósofos y pensadores, siendo éste enfocado por varios siglos desde una perspectiva epistemológica, relacionado únicamente con el desarrollo intelectual de las personas, Montushi, L (2001) expresa “Con los filósofos presocráticos nació el saber y la ciencia, y se abordó el conocimiento como un todo. Se emplearon los términos saber, ciencia y espíteme, por una parte, y conocimiento o logos, por otra” (p. 5) Resulta oportuno señalar, a estos filósofos comenzando por Platón, quien es uno de los pensadores más creativos e influyentes de la filosofía occidental y es quien además expone la primera teoría detallada del conocimiento.
Para Platón el conocimiento se puede alcanzar investigando el principio de los objetos que se estudian, no sobre la base de hipótesis ni de los sentidos, teniendo como objeto lo que es en verdad real en contraste con lo que lo es sólo en apariencia. Como consecuencia de este planteamiento ilustre filósofo rechazó al empirismo, es decir, la afirmación de que todo conocimiento se deriva de la experiencia, Platón estaba convencido de que el conocimiento reside en cada persona, quienes lo han alcanzado no pueden transmitirlo a otros, sólo pueden enseñarles como encontrarlo en sí mismos.
A partir de allí, han surgido distintas concepciones de lo que es el discernimiento, para Aristóteles, al igual que su maestro Platón el conocimiento de lo abstracto era superior a cualquier otro tipo de saber, no obstante, el primero no postulaba la realidad de objetos inaccesibles a los sentidos y consideraba que era posible encontrar orden en un mundo cambiante siempre que se contara con un adecuado acervo de experiencias. Cabe destacar, que el pensamiento aristotélico, continúo hasta la edad media, el cual tuvo como representante a Tomás de Aquino. Es en el siglo XV, con el fin del feudalismo y el inicio del mundo burgués que surge el Renacimiento, partir del cual, según García, R (2006):
Se hace una ruptura absolutamente fundamental en el problema del conocimiento, esta ruptura se concentra inicialmente en dos puntos. Primer punto: se empieza a hablar por primera vez de leyes naturales. El segundo punto fundamental es la gran ruptura con la teología medieval y con la doctrina tomista de “la doble verdad. (p. 115).
Es decir, se acepta que puede desentrañar las leyes que rigen el universo, lo cual es un paso adelante en la ciencia, por otra parte, la teología deja de ser la única autorizada para explicar los fenómenos fuera de la tierra, lo que abre paso al estudio científico del universo, y a dos posiciones totalmente opuestas que son el racionalismo y el empirismo. Del racionalismo, Descartes fue el principal defensor, adoptando la posición de Platón, según el cual el conocimiento es independiente de los sentidos.
En contraposición a esta postura, está el empirismo, cuyo defensor fue John Locke, para quien el mismo no es de carácter innato debido a que se deriva de la experiencia. Por otra parte, Hume se adhiere a la posición del escepticismo, basado en la duda, cuestiona las teorías pero acepta que puede haber conocimiento. Es así como, Inmanuel Kant se esfuerza por la intermediación entre el racionalismo y el empirismo, surgiendo lo que se conoce como el apriorismo, el cual considera que la razón y la experiencia son a causa del conocimiento.
Asimismo, lo que distingue al apriorismo es que este sostiene que el saber posee algunos elementos a priori que son independientes de la experiencia, es a partir de allí que este como afirma Crovi, D (2002) “adquirió el rango de disciplina filosófica denominada Teoría del Conocimiento, que más tarde se denominaría: Crítica del conocimiento, Gnoseología e incluso Epistemología. Propuso aquello que denominó plano trascendental, donde conocer es constituir el objeto, en cuanto objeto de conocimiento. (p. 25).
En ese sentido, estas dos posturas que marcaron el conocimiento en la edad moderna y dominaron el pensamiento epistemológico hasta finales del siglo XIX, así mismo, durante esta etapa el filósofo alemán Georg Wilhelm Friedrich Hegel, asume la postura racionalista que supone que el conocimiento certero de la realidad puede alcanzarse con carácter absoluto equiparando los procesos del pensamiento, de la
naturaleza y de la historia. Por otra parte, se incluye además a la sociología como una rama del saber, este hecho se dio gracias a los filósofos que aplicaron los principios del empirismo al estudio de la sociedad.
Resulta oportuno señalar, que en el siglo XIX, se suscitaron avances científicos fuente de origen de muchos conocimientos de índole práctico frente a un mundo de pensamiento, este incluyó condiciones concretas y psicológicas del mismo, así los límites del este vienen dados por las condiciones psicológicas del propio sujeto, como sentidos, ilusiones y condiciones determinadas de una época tanto sociales como económicas.
Continuando en este recorrido evolutivo de la epistemología del conocimiento, se llega al siglo XX, época en la que se sucedieron dos revoluciones científicas, la primera, que se inició con la termodinámica de Boltzmann, la cual produjo un cambio en la concepción del mundo, que debilita las bases del principio filosófico de que todos los acontecimientos están fijados y no pueden ser cambiados por la voluntad y se empieza a estudiar la creación del universo desde una nueva perspectiva, ya no vista desde la creación por una orden divina sino por la cuasi aniquilación de la materia. Seguidamente, la segunda revolución es de carácter tecnológico ocurrida a finales de los sesenta (60), en la que se inicia la postmodernidad, afirmando Montushi, L (2001) que en esta era:
se construye en el nuevo universo tecnológico, virtual y de la información mundial, así el tránsito del concepto tradicional de conocimiento se ha visto imbuido en el procesamiento de la información electrónica. Todo ello confluye en el total asentamiento del conocimiento artificial, lo que significa el surgimiento de un nuevo paradigma en el ámbito las ciencias socioeconómicas. (p. 15).
Es así como, el saber se convierte a finales del siglo XX y principios del siglo XXI en la fuente principal de creación de riqueza, surgiendo en los últimos años el término Sociedad del Conocimiento, el cual es usado como sinónimo de la Sociedad de la Información, aunque no son exactamente lo mismo. Para, Montushi, L (2001) esta sociedad “es un concepto amplio que hace referencia a la importancia creciente que la ciencia y tecnología tienen para la creación de riqueza y el desarrollo económico” (p. 18). En el nuevo escenario social, el modelo de conocimiento es promotor de integración intercultural y redes colaborativas y elimina las fronteras físicas en los procesos productivos de enseñanza e incluso de entretenimiento.
Finalmente, queda claro que este no es un concepto nuevo, pues fue motivo de interés para los grandes filósofos desde Platón hasta la actualidad, el cual ha adquirido particular relevancia, por su valor estratégico y su aplicación, siendo abordada por teóricos de diferentes disciplinas y campos de la actividad humana, como por ejemplo, los cambios estratégicos que se aplican a una organización en el ámbito de la educación a nivel universitario.
Antecedentes de la Gerencia del conocimiento en la Universidad
Las primeras universidades surgieron en Europa a principios del siglo XIII, por lo tanto se encontraban influenciadas por el pensamiento de Santo Tomás de Aquino, el cual asumía una postura racionalista, con el predominio de la teología en la interpretación de los fenómenos de este mundo terrenal. Asimismo, para Buchbinder, P (2008) “El conocimiento que debía ofrecer la universidad tenía como propósito central contribuir a la mejor organización de la sociedad cristiana y a la salvación de las almas” (p. 1).
De esta forma, las primeras Universidades no eran tal y como se conocen hoy, en el sentido de que eran organizaciones íntimamente vinculadas a la Iglesia, siendo en un principio creadas solo para la trasmisión del discernimiento. Era de no esperarse entonces, que se generara en la universidad un saber que sirviese para resolver problemas de la vida diaria, situación que se prolongó hasta mediados del siglo XIX, quedando como consecuencia de esto al margen de los avances científicos de los siglos XVII y XVIII.
Es a principios del siglo XIX, como producto de los avances científicos que sucedieron, tuvo lugar el gran cambio de la universidad, la cual debía ajustarse al nuevo modelo de organización social, en la que se estaba produciendo el desarrollo industrial. Cabe destacar, que los países respondieron con tres diferentes modelos de organización en sus universidades, los cuales se nombran a continuación:
· El alemán, también llamado humboldtiano, el objetivo era formar personas con amplios conocimientos científicos, no necesariamente relacionadas con las demandas de la sociedad o del mercado laboral.
· El modelo francés, también llamado napoleónico, tuvo por objetivo formar a los profesionales que necesitaba el Estado-nación. Los profesores se harían funcionarios públicos, y las instituciones estarían al servicio del Estado más que al de la sociedad.
· El modelo anglosajón, al contrario de los dos anteriores, no convirtió en estatales a las universidades. El objetivo central fue la formación de individuos capaces de servir a las necesidades de las nuevas empresas o del propio Estado.
Posteriormente, en el siglo XX época donde ocurrieron grandes cambios y transformaciones en la sociedad, los cuales ejercen influencia sobre la organización y el modelo de funcionamientos de las universidades. En esta sociedad actual, influenciada por los avances de la informática y la telemática, las nuevas tecnologías y la aparición de la llamada sociedad del conocimiento, se le ha asignado un valor económico a la
educación, y en particular a la superior, esto se debe a que en la sociedad del conocimiento, a diferencia de la sociedad industrial, se considera que son el saber hacer y la tecnología, y ya no la mera producción industrial, los elementos de mayor impacto para el desarrollo económico y social de las comunidades. Es así como, debe asumir un nuevo rol para enfrentar los retos de este nuevo siglo, al respecto Buchbinder, P (2008) expresa:
En esta sociedad adquieren nueva relevancia la educación superior y las universidades, ya que éstas no sólo son una de las principales fuentes para generar conocimiento, son ellas los centros básicos de transmisión del conocimiento, de la ciencia y de la tecnología. (p. 10).
Entonces, estas universidades que han sido importantes en la era industrial, en la sociedad del conocimiento su papel pueden ser mucho más relevantes para lo que deben saber responder con flexibilidad a las nuevas demandas de dicha sociedad. Estas respuestas se dan a través del uso de técnicas y herramientas que permitan gerenciar este saber. Por lo tanto, sobre la base del proceso evolutivo del mismo, pasando de ser un término asociado solo al desarrollo intelectual a un factor de producción, adquiriendo un valor utilitario, la universidad se considera entonces como una empresa generadora de saberes al servicio de las necesidades de formación y desarrollo tecnológico del medio en el que se encuentra. Sobre esto, Romero, A (2001) señala:
La creación de conocimiento debe incrementarse y no puede quedar represado en las universidades, sino que debe transferirse al entorno para relacionarlo con el sector industrial y además, ejercer impacto social. Es decir, “la Universidad debe preocuparse no tanto por la búsqueda del conocimiento en sí mismo, sino que debe tratar de encontrarle una aplicación práctica. (p. 147).
Es decir, el Alma Mater debe poner en práctica el saber - hacer, para lo cual requiere del uso de lo que hoy en día las diferentes organizaciones se están valiendo la “gerencia del conocimiento” para lograr lo que ellos denominan la capitalización del conocimiento, y es que lo que se busca es que el saber que cada miembro de la organización no se quede acumulado en su memoria, sino que lo lleve a la práctica para de esta forma contribuir las necesidades del entorno en el cual se desenvuelva, y es precisamente la gerencia de conocimientos la que aporta los elementos necesarios para el logro de tal fin.
La Transdisciplinariedad como epísteme en la producción de conocimiento en el aula universitaria
El conocimiento, para Morín, E (2000) "no es el espejo de las cosas o del mundo exterior. Todas las percepciones son a la vez traducciones y reconstrucciones cerebrales, a partir de estímulos o signos captados y codificados por los sentidos"( p. 24), a su vez ese reflejo o conocimiento no tiene que ser necesariamente cierto o verdadero, es producto de la actividad, de hecho la propia sabiduría es actividad en tanto que ésta crea la realidad, pero no en un sentido mágico o sobrenatural propio de una concepción religiosa, sino en el sentido de que la realidad se interpreta, se evalúa, se somete a un juicio y se determina, a partir de lo que observamos.
Asimismo, esta realidad es compleja, sobre la base de un “mundo transoperativo” en el cual según Balza, A (2011) “Las acciones del hombre se suceden en el ámbito de la permanente utilización de estructuras tecnológicas, principios científicos, y aptitudes de la vida que se intercomplementan” (p. 132), en consecuencia, las nuevas tecnologías, como las de la información van cambiando el modo de vida de las personas y la cultura, en efecto, la existencia de una transoperatividad del conocimiento, surge gracias al uso de las tecnología en la vida diaria. En este sentido, el saber y el saber hacer, se producen tomando en cuenta distintas disciplinas académicas, por lo que Balza, A (2011) explica:
la aplicación del saber en la transformación de la realidad, ha generado nuevas interpretaciones y aplicaciones en el proceso de aprehensión y generación del conocimiento, surgiendo una teoría gnoseológica que interpreta el conocimiento como el resultado de la interacción de las distintas disciplinas del saber (p. 133).
Esta interacción de las distintas disciplinas del saber, se conoce como transdisciplinearidad, la cual según Martínez, F (2007), es un “Nivel superior de independencia, donde desaparecen los límites entre disciplinas y se construye un sistema total. Su finalidad es construir un modelo utilizable entre las diferentes disciplinas” (p. 19). Esto implica, la comprensión del mundo presente, uno de cuyos imperativos es la unidad del conocimiento.
En consecuencia, la educación se plantea el reto de recoger y transmitir el saber acumulado, aquellos conocimientos y formas de pensamiento y de trabajo alrededor de los cuales podría decirse que hay un consenso a nivel mundial; pero también debe formar los ciudadanos de una nación, capaces de compartir ideales y de trabajar mancomunadamente en la producción y solución de sus necesidades materiales y espirituales, atendiendo a un panorama teórico más amplio, fundamentado por la transdisciplinariedad nutrida por la complejidad, para poder ejecutar la misión educativa avanzando por los caminos de la ciencia y abriendo las jaulas epistemológicas para entender mejor como se manifiesta la realidad y como se realizan los procesos de construcción del saber y del aprendizaje.
El docente universitario como Gerente del conocimiento
La calidad de una educación que se viene formulando requiere de docentes orientados a la excelencia, aquellos que enseñan a ser, a aprender, a convivir y a hacer. Asimismo, la educación en algunos niveles sigue siendo un proceso de simple suministro de información, motivado a que muchos docentes han olvidado su función formativa en lo que se refiere a la búsqueda del conocimiento el ejercicio del pensamiento reflexivo, la actitud crítica, la conciencia ética, entre otras.
Dentro de este orden, el docente como gerente del saber necesita combinar las estrategias, técnicas y recursos disponibles de manera eficiente, para facilitar el logro de los objetivos trazados en el proceso, en forma conjunta docente - alumno. Dentro de las funciones que desempeña el mismo, es importante considerar una serie de aspectos, que también lo definirían como un gerente dentro del aula; dichos aspectos, de acuerdo a Salazar (1994), “se evidencian a través del cumplimiento de diversos roles gerenciales, entre los que se destacan: el liderazgo, comunicación, motivación, innovación y toma de decisiones” (p. 66).
En consecuencia, el docente debe superar las rutinas tradicionales en su ejercicio pedagógico, por cuanto la enseñanza se ha convertido en un procedimiento mecánico y tedioso donde el alumno es sólo un receptor pasivo de información. En este mismo orden y dirección, en su práctica pedagógica debe orientar a sus alumnos para que conozcan; no tanto el contenido, sino la habilidad de usarlo y puedan ponerlos al servicio de su propia formación y desarrollo.
Es por ello, que es importante que los docentes propicien una comunicación participativa y afectiva dentro del aula así como la ejecución de actividades que motiven al estudiante en el proceso de enseñanza y aprendizaje para que se pueda dar el aprendizaje significativo y constructivo, de manera tal que se optimice la calidad del recurso humano que egresa de las universidades.
Por lo tanto, el docente como gerente en la producción de conocimientos va ejercer las funciones administrativas necesarias para ejercer este rol mediante la identificación, análisis y reflexión crítica, por lo cual para Basabe, M (2004) requiere:
(a)Contribuir a la formación para la vida del educando, dando especial importancia a los roles que debe desempeñar el individuo como estudiante, ciudadano, profesional y padre de familia. (b) Estimular en el educando su espíritu de superación. (c) Fomentar en el educando el cultivo de los valores concernientes a la persona, a la familia y a la nación. (d) Propiciar un clima que facilite la comunicación interpersonal e interinstitucional. (e) Ayudar a los estudiantes a comprender y asimilar los cambios, productos de la dinámica social. (f) Facilitar la toma de decisión de los individuos en relación a su futuro, ya sea la continuación de estudios o su incorporación a la vida laboral. (p. 59).
En consecuencia, la visión de la Gerencia en el aula universitaria exige hoy en día un proceso que asuma el rol de facilitador a través de un desarrollo en el cual se cree un ambiente o clima inicial para la experiencia a desarrollar en clase, para despertar y esclarecer los propósitos de los alumnos, así como los objetivos más generales del grupo, esto es planeamiento. Seguidamente, debe organizar y poner a disposición de los alumnos, la más amplia y variada gama de recursos para el aprendizaje. Asimismo, en el rol de facilitador implica ser un líder que motive al estudiante para que alcance aquellas metas significativas para él, claramente esto es ejercer la función dirección y por último el control lo ejerce a través del seguimiento del desempeño de los estudiantes.
En otro orden de ideas, la sociedad del conocimiento sugiere nuevos enfoques dentro del ámbito educativo, en donde el aprendizaje, adquisición y construcción de saberes son procesos esenciales a considerar en la gerencia del aula y específicamente en el contexto universitario. Resulta oportuno señalar, que el conocimiento debe ser aprovechado por los agentes involucrados en la resolución de las situaciones educativas, de una manera eficiente y eficaz, de tal forma que el mismo no se constituya en un conglomerado de datos sin sentido.
Siendo el aula universitaria, según Basabe, M (2004) “un ambiente donde confluye diversidad de pensamientos, experiencias, acciones, creencias y culturas.” (p. 241), la Universidad se convierte en un ambiente que abre las puertas a la multidisciplienaridad, producción de saberes, ideas y valores, creado para la disertación y el diálogo, la crítica y la reflexión. De pensamiento, creación, difusión y recreación del conocimiento a través del ejercicio de las funciones de docencia, investigación y extensión. Es por ello, que el docente universitario en su rol de gerente requiere de características fundamentales para generar el desarrollo y crecimiento en todos los saberes.
En este sentido, el aula es entonces el lugar o espacio ideal en el cual a través del proceso enseñanza y aprendizaje el docente y estudiante, para la construcción de los diferentes conocimientos de forma colectiva, Basabe, M (2004) citando a Castell, los enumera los tipos de saberes como: “El saber legitimador, El saber de resistencia y el saber proyectivo”. (p. 243).
Sobre el saber legitimador, el autor lo presenta como el conjunto de conocimientos, valores, enfoques y tradiciones del profesor basados en experiencias, manifestados en el discurso del mismo, el cual corre el riesgo de dogmatizarse y reproducirse si no se aceptan otros saberes. Seguidamente, el saber de resistencia, surge de la experiencia, valores, sentimientos y tradiciones, pero con un enfoque contrario a los aceptados dentro del aula, se caracteriza por ser defensivo y en la mayoría de los casos excluidos.
Por último, el de tipo proyectivo, es aquel que nace de la construcción de y apropiación de un saber emergente, transformando al estructura cognitiva de los actores educativos profesor- alumno. Cabe destacar, que los docentes son los líderes del proceso de la construcción del conocimiento que prevalece en el aula, por lo tanto como los guías y gerentes de este proceso deben estar preparados para el abordaje de la compleja realidad, que resulta ser la convergencia de saberes dentro del aula universitaria.
Reflexiones
Las formas de pensamiento del hombre en las diferentes etapas de la humanidad, lo ha llevado a desarrollar diversas formas de concebir el conocimiento, desde la génesis del mismo partiendo de la primera Teoría desarrollada del conocimiento de Platón, hasta finales mediados del siglo XX, se observa que el saber se enfocó siempre en dos posturas filosóficas dominantes, que fueron el racionalismo y el empirismo, las cuales influenciaron otras posturas como el apriorismo.
En consecuencia, la universidad, pasó de ser una organización en la cual sólo se transmitían saberes, a una donde estos sean además de producidos, transmitidos a través de la aplicación para la producción de valor. Esto último, se logra gracias a la evolución epistemológica del conocimiento y su valor ante un mundo tecnológico, el cual abre paso al actual paradigma del saber, la inteligencia y el talento mediante el vínculo de la gestión y el conocimiento en la creación de un nuevo enfoque organizacional que responde principalmente a la escuela de relaciones humanas y del comportamiento en la sociedad de hoy, denominada como: la Sociedad del Conocimiento.
REFERENCIAS
Buchbinder, P (2008). La universidad: breve introducción a su evolución histórica. Universidad Nacional del litoral, Santa Fe- Argentina.
Basabe, M (2004), La gerencia del saber pedagógico en el ambiente Universitario. Universidad Rafael Belloso Chacín, Maracaibo, pp. 241- 243.
Crovi, D (2002). Sociedad de la información y el conocimiento. Entre el optimismo y la desesperanza. Revista Mexicana de Ciencias Políticas y Sociales, Año XLV: núm. 185, pp. 13-36
García, R (2006). Epistemología y Teoría del Conocimiento. Revista Salud Colectiva. (Buenos Aires, Argentina). VII: núm. 2. pp. 113-122.
Martínez, F (2007). Hacia una epistemología de la transdisciplinariedad. Instituto Superior de Ciencias Medicas “Carlos J Finlay”, Camagüey –Cuba, p. 19.
Morín, E (1999). La cabeza bien puesta. Repensar el pensamiento. Ediciones Nueva Visión. Buenos Aires Argentina, 1999, p. 61.
Montushi, L (2001). Datos, información y conocimiento. De la sociedad de la información a la sociedad del conocimiento. Universidad del CEMA, Buenos Aires-Argentina, pp. 5-15
Romero, A (2008). Universidad y Globalización. Revista de Ciencias Sociales. V: VII 1,núm.: 1 pp. 141-151.

No hay comentarios:

Publicar un comentario